Estudio sobre la Osteoartrosis de cadera del novillo Hereford y su relación con la Osteocondrosis y la displasia de cadera
Palabras clave:
Bovino, Hereford, Osteoartrosis de cadera, Osteocondrosis, Displasia de cadera, Osteoporosis, ArtrosisResumen
Se describen los hallazgos clínicos, epidemiológicos, patológicos e histopatológicos de una artropatía crónica de la articulación coxofemoral vista frecuentemente en novillos Hereford en Uruguay. Los tres factores de riesgo más importantes identificados son el sexo (toros y novillos), la edad (animales mayores de 3 años de edad) y la raza (Hereford, mochos o astados). Una encuesta realizada en 17 establecimientos invernadores del departamento de Treinta y Tres permitió estimar una prevalencia de 0.22% cuando están presentes los tres factores de riesgo. Los hallazgos clínicos y patológicos más importantes de 5 novillos Hereford estudiados se localizan en la articulación coxofemoral. Las lesiones son bilaterales y consisten en adelgazamiento y erosión del cartílago articular de la cabeza de fémur y el acetábulo, eburneación, deformación de ambos extremos óseos articulares, formación de osteofitos y engrosamiento de la cápsula articular. La enfermedad evoluciona al decúbito y la muerte del animal. Las articulaciones afectadas muestran además una osteoporosis marcada. Esta osteoporosis es secundaria al cuadro articular degenerativo y no un problema esquelético primario, pues la densidad de la primera falange de los bovinos afectados (1.523 gr/cc, n=6) es mayor (P<O.12) que la de los controles sanos (1.504, n=23). A los efectos de estudiar la relación de la enfermedad con la osteocondrosis se realizó un estudio comparativo, en Uppsala (Suecia), en base a la descripción patológica e histopatológica de la osteocondrosis en 2 toros de raza Roja y Blanca Sueca, de 10 meses de edad afectados de osteocondrosis disecante. Se resaltan las diferencias patológicas e histopatológicas entre ambas enfermedades y se concluye que la osteocondrosis y la osteoartrosis no estan relacionadas. No existen diferencias de significación en la profundidad del acetábulo de animales enfermos (4.37 cm; n=3) y los controles sanos (4.32cm; n=5), por lo que la enfermedad no puede definirse como una displasia de cadera.